El claustro, ¿Un Equipo de Alto Rendimiento?

julio 09, 2019


              Pregunta difícil de responder pero para nosotras hay una respuesta clara, el claustro desde luego es y debe ser un EQUIPO, no sé si de alto rendimiento o no. Hasta ahora hemos hablado de la importancia de las neuronas espejo para el aprendizaje, de cómo aprendemos de nuestros iguales y de cómo es más importante nuestra “actitud en el aula” que “lo que decimos”, esto último es debido a la gran capacidad que tenemos para empatizar con el resto de seres humanos, aunque en ocasiones nuestra empatía se queda obnubilada por nuestras propias vivencias emocionales si éstas, no están bien gestionadas.
Os contaré, escribiéndolo en primera persona, un caso que puede ser posible en cualquier centro educativo del mundo para demostrar que la afirmación anterior suele ser real.

En mi clase de 26 alumnos, tengo 3 alumnos de compensación educativa, uno de ellos muy disruptivo, me cuesta hacerme con él e interrumpe a menudo en clase. Todos los días estos niños junto con otros de otros grupos salen 1 hora del aula con la PT del centro para que les ayude y yo cuento con esa hora para poder “avanzar”.
Hasta aquí, todo en orden, pero resulta que, a la PT del centro el director le ha asignado como coordinadora en un curso donde tiene que ausentarse una vez al mes en horario lectivo, de lo cual se informa a todo el claustro. En consecuencia de las horas que falta, una de ellas es la que da clase a mis alumnos y como ella no viene, yo creo que no puedo “adelantar”.
El primer mes no digo nada, el segundo y tercer mes, tampoco, pero el cuarto no me puedo callar y el día que viene a decirme que al día siguiente no está, le digo con gesto duro, en un tono serio y mirada de reproche “pues si ya que te los sacas poco aún encima faltas todos los meses, ¡no sé yo como van a avanzar!”. A lo que ella me responde con gesto y tono defensivo: “si tienes algún problema habla con el director, que es el que me ha pedido que sea coordinadora, además no sé si soy yo quien tiene que avisarte”.
Que ocurrió después, pues que nunca me volvió a avisar de cuando iba a faltar por ir al curso y estuvo un poco tirante conmigo, hasta que se le pasó.

Ahora bien, analicemos la situación: ¿Están bien gestionadas mis emociones?, ¿quién es el responsable de que la PT no venga a mi clase?, ¿es a ella a quién me tenía que dirigir?, ¿el lenguaje verbal y no verbal que utilicé, es el adecuado?, ¿cómo he hecho sentir a la compañera?, ¿he pedido disculpas después?, si no lo he hecho ¿he creado acercamiento o alejamiento en el equipo?, ¿podría haber actuado de otra manera?, ¿cómo lo hubieras gestionado tú?
Tras esta historia y tomando como referente lo que Goleman (2012) señala en su libro “El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos”, la desvinculación y la sobrecarga por exceso de estrés de algunos entornos laborales incapacitan las zonas prefrontales del cerebro, donde se ubican la comprensión, la concentración, el aprendizaje y la creatividad. Es por ello que un buen líder es aquel que ayuda a las personas a alcanzar la zona cerebral donde puede dar lo mejor de sí y permanecer en ella.



Por consiguiente, ¿consideramos que los claustros debemos de ser un equipo liderado por un compañero que nos ayude a gestionar lo que ocurre en nuestro entorno de trabajo? Nosotras creemos que SI, puesto que como MAESTROS tenemos un objetivo común y es, el de favorecer el desarrollo integral del niño en un entorno seguro donde se respire un clima de confianza y de posibilidades de avanzar. Esto solo puede conseguirse en un entorno emocional adecuado, construido con la suma  de la cohesión de los miembros del centro, del esfuerzo y del trabajo de todos los componentes de los equipos docentes por los que va a pasar el niño desde que inicia el cole hasta que lo finaliza.
Si cada uno de nosotros aporta su granito de arena a una visión común de centro y de cómo creemos que tiene que ser ese desarrollo integral, cada maestro en la medida de la labor que le toque desempeñar aportará todo aquello que considere necesario para conseguirlo.
Para nosotras hay otro elemento clave por el que consideramos que el claustro debe ser un equipo y es la misma fundamentación por la que consideramos que el aprendizaje es social. Si yo me siento parte de algo, haré todo lo posible porque ese algo funcione, si además es el lugar donde voy a estar 29 horas a la semana y en el que tengo que ir a sacar lo mejor de mí después de haberme cuidado y gestionado emocionalmente (recordemos: somos referentes, el espejo donde se miran).
Pues que mejor si voy a trabajar y me siento a gusto, si siento que formo parte de, si compruebo que cuentan con mi opinión independientemente de si soy interino o definitivo, de que las decisiones de centro sean consultadas al claustro y consensuadas; de si siento que me ofrecen ayuda; de si observo implicación a mi alrededor; de si  pedir ayuda y recibirla se hace con naturalidad o de sí me saludan cada mañana con una sonrisa.
Aquí os dejamos un vídeo sobre los equipos de alto rendimiento, es muy gráfico y útil tanto si quieres analizar si trabajas en un equipo de alto rendimiento como si quieres saber las claves para conseguir que el claustro al que perteneces lo sea.






NOSOTROS, ¡LO HEMOS CONSEGUIDO!
¿Quieres saber cómo?
Lee el siguiente post

Referencias

  •     Casafont, R. (2014). Viaje a tu cerebro emocional. Barcelona: Ediciones B, S.A.
  •   Goleman, D. (2012). El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos. Barcelona: Ediciones B, S.A.
  •    Goleman, D. (2014). Liderazgo. El poder de la inteligencia emocional. Barcelona: Ediciones B, S.A.






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Citas

"El mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices"
Oscar Wilde