­

Entonces, ¿Es importante cómo nos sentimos en el aula los docentes?

junio 28, 2019



Pregunta difícil de responder y por supuesto, su respuesta dependerá de la individualidad de la persona que se la plantee.
En este blog pretendemos responderla desde los fundamentos de la neurociencia, sin olvidarnos de plantear diferentes reflexiones al lector.
¿Te animas a seguir leyendo? Pues coge papel y boli       ¡Empecemos!    

Pensemos un poco, a lo largo de nuestra trayectoria como estudiantes ¿a qué maestros o profesores recordamos? ¿qué nos decían? ¿cómo nos hacían sentir? ¿cómo influyeron en mí, positiva o negativamente?

Coge el papel y responde a estas preguntas en cuatro columnas, cuando lo hayas hecho léelo y hazte otra pregunta más: cuándo logro algo en la vida o se me plantea alguna dificultad, ¿recuerdo alguna de sus palabras o de sus actitudes hacia mí?

Palabras como: “tú puedes”; “no pasa nada, vuélvelo a intentar”; “¿crees que esforzándote un poco más lo conseguirás?” o “te estás superando” entre otras. O miradas de aprobación, de orgullo, de alegría, de, venga un poquito más y lo consigues, de estoy seguro que tú puedes eran aquellas que nos indicaban que nuestro MAESTRO nos veía, que estábamos para él.

Sin embargo también había palabras que nos bloqueaban como: “otra vez la tarea sin hacer”; “borra esto que es una chapuza”; “¡madre mía! no se puede ser más desordenado”; “¡eres un desastre!”; “donde no hay mata no hay patata”; ¡ya es la cuarta vez que te lo explico!; “otra vez llegas tarde”;  o “¡si es que no te enteras!” eran las perlas que teníamos que escuchar hacia nosotros o nuestros compañeros. No hablemos de las miradas inquisitivas, los interrogatorios cuando ocurría algo o el silencio absoluto que tenía que haber cuando se explicaba, los castigos copiando 100 veces, el bolígrafo rojo remarcando el error y las notas numéricas diciéndonos que no llegábamos.
No sé en vosotros, pero en mí, tanto lo uno como lo otro dejó su huella, una huella que conformaron a un tipo de persona que ahora en la edad adulta está conformando correctamente su autoestima, superando las creencias negativas que sus referentes proyectaron en ella.

Porque no sé si lo sabéis, pero nuestro tono de voz, cada palabra que decimos, cada gesto que hacemos, nuestra forma de gestionar el aula, los valores que transmitimos, lo que somos es lo que hace que nuestros alumnos generen su yo interno. “Somos el reflejo en que se miran”.


        Ahora, vuelve a hacértela pregunta del principio; ¿es importante cómo nos sentimos en el aula los docentes?; ¿es importante reconocer nuestras emociones?; nosotros como educadores, influimos en nuestros alumnos y por lo tanto ¿es importante que sepamos gestionar nuestras emociones?

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

Pues nuestra respuesta a todas estas preguntas son un sí, un sí rotundo, como dice la Dra. Rosa Casafont  ¡somos seres emocionales! ¡vivir es sentir!

Por lo tanto, como en el aula vivimos y no podemos dejar nuestras emociones fuera, nuestra primera labor como docentes es reconocer nuestras emociones y aprender a gestionarlas. De hacerlo bien dependerá el ambiente que se respire en clase.

Estoy convencida de que si lo conseguimos, esto nos ayudará a generar un clima de aula seguro y positivo, nos servirá para empatizar con nuestros niños y guiarlos en su conocimiento intrapersonal, estaremos dispuestos a preguntarnos sobre lo que hacemos, seremos coherentes con nuestros valores, podremos hablar desde el respeto y de tantas muchas cosas que iremos viendo en la diferentes entradas de este blog.
¿Te animas a conocerte un poquito mejor? ¿quieres unos truquillos para la gestión emocional?

¡Pues te animamos a que leas la siguiente entrada!


Referencias:
·       Casafont, R. (2014). Viaje a tu cerebro emocional. Barcelona: Ediciones B, S.A.
·  Guillén, J. (2013). Educación emocional y social. Recuperado el 12 de junio de 2019. https://escuelaconcerebro.wordpress.com
·     Mora, F. (2013). Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama. Madrid, Alianza Editorial
·     Pérez, F.; y Timoneda G. (2000). Neuropsicopedagogía. Cognición, emoción y conducta. Girona: Unidiversidad.

You Might Also Like

0 comentarios

Citas

"El mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices"
Oscar Wilde