SOMOS EL ESPEJO EN EL QUE SE MIRAN
junio 26, 2019
¿Alguna
vez has oído hablar de las neuronas espejo? Si sigues nuestro blog ya sé que
has oído hablar de ellas, pero aquí vamos a explicarlo con mayor profundidad.
Bueno, pues comencemos diciendo que fueron descubiertas por casualidad por el
equipo de investigación de Giacomo Rizzolatti en 1990 al estar investigando
sobre circuitos neurales en chimpancés. David Bueno en su libro “Cerebroflexia.
El arte de construir el cerebro”, cuenta la historia de cómo se produjo este
descubrimiento, pero de forma resumida, podemos decir que se debió a que
durante un descanso, uno de los investigadores se comió un plátano y los
sensores que registraban la actividad neural del chimpancé comenzaron a
registrar los mismos datos que cuando era el chimpancé quien se comía el
plátano.
Sabemos
que el ser humano aprende por observación e imitación. Pues gracias a estos
estudios neurocientíficos se ha descubierto que son las neuronas espejo las que
nos permiten adquirir ciertos aprendizajes. De ahí su nombre, ya que nos
permiten imitar o reflejar lo que observamos en otras personas. Rizzolati, G.,
Fogassi, L., y otros (2007) las definen como un tipo esencial de células
cerebrales que reflejan el mundo exterior, vehiculan nuestra capacidad de
imitar, aprender y comprender las acciones e intenciones ajenas.
Estas
neuronas se localizan en la corteza premotora, pero también en otras zonas
corticales como las áreas relacionadas con el lenguaje, las emociones, la
empatía, la motivación y la atención entre otras. Es decir, que no solo
aprendemos movimientos motores por observación sino también aprendizajes
emocionales. Esto nos explica que nos emocionemos cuando vemos que otra persona
se emociona o que riamos cuando otro ríe e incluso que lleguemos a sentir
dolor. A esto se le conoce como empatía, que es la habilidad para experimentar
los sentimientos de otra persona, sentir lo que ella siente.
Por
tanto, ¿Qué nos aportan las neuronas espejo en el aula? Bajo nuestro punto de
vista, creemos que nos hacen conscientes de lo importantes que son nuestros
comportamientos y actitudes como maestros en nuestro día a día. El importante
papel que tenemos y la gran responsabilidad con la que contamos. Por ello el
título de nuestra entrada, porque para ellos somos ese espejo en el que se ven
y después reflejan aquello que han observado, somos sus referentes.
Seguro
que alguna vez te has encontrado con un padre que te ha dicho, a mi hij@ le
encanta jugar a las maestras, coloca todos los muñecos en la cama, y les riñe o
les dice que son muy habladores, les canta las canciones del cole…, vamos que
te imita a la perfección. Al igual que nos pasa a los maestros con los padres,
cuando sobretodo en infantil juegan a mamás y papás e imitan acciones y
palabras que han oído a sus padres en casa. Según David Bueno (2016), el
momento en el que estos aprendizajes se ponen a prueba, es la adolescencia,
condicionando nuestra plasticidad neural a costa de repetir y repetir, lo que
supone que se vayan fijando determinadas conexiones que determinen nuestros
comportamientos durante la edad adulta. ¿Quién no ha repetido alguna vez un
comportamiento de su madre con su hij@ que dijo que jamás haría? Nuestro
cerebro es una caja de sorpresas y todos estos comportamientos están en algunos
de nuestros patrones aprendidos. Por ello, cuando experimentamos una situación
parecida a la que vivimos cuando éramos nosotros los adolescentes, reaccionamos
del mismo modo que lo hicieron nuestros padres.
Todo
esto significa que si queremos que nuestros alumnos nos sonrían cuando llegan
por la mañana a la escuela, nosotros debemos sonreírles previamente, y no solo
a ellos, sino también a padres y compañeros; que si queremos que un niño nos
exprese su enfado y lo gestione, nosotros deberemos gestionar nuestro enfado y
no pagarlo con la primera persona que se cruce en nuestro camino; que si les
pedimos que sean buenos compañeros y
trabajen en cooperativo, tendrán que ver a
sus profes trabajando juntos y coordinándose; y que
si queremos que resuelvan conflictos, tendremos que mostrarles ejemplos de cómo
se pueden resolver. Significa esto que si yo le pido a un niño que respire
cuando se enfade ¿tiene que verme a mí hacerlo cuando yo estoy enfadada? Pues
probablemente el aprendizaje sea más significativo que si solo le decimos lo
que tiene que hacer y no lo observa, de ahí el dicho “Cada uno hace lo que ve”.
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Imagen de Gino Crescoli en Pixabay |
En
el blog de Jesús Guillén “Escuela con cerebro” pueden leerse muchas de las
investigaciones relacionadas con este ámbito, una de ellas que nos pareció muy
significativa es la siguiente:
“El estado emocional del aula depende del profesor. Las
investigaciones al respecto han demostrado que la comunicación no verbal,
especialmente las expresiones faciales, permiten a los alumnos valorar, en muy
poco tiempo, al docente que están observando (Ambady y Rosenthal, 1993). “
¿Qué opináis? Es algo
que impacta, ¡qué importante es la comunicación no verbal! A veces, nos parece
que los niños solo se quedan con lo que les decimos y que no saben interpretar
nuestros gestos y miradas, pero no es así. El lenguaje no verbal tiene un gran
poder. De hecho, cuando
lo que se transmite con las palabras y lo que se transmite no verbalmente es
contradictorio, cualquier persona interpreta que el mensaje “auténtico” es el
no verbal (Marta Albadalejo, 2008).
Y por otro lado y muy relacionado con todo lo que os estamos
contando está el Efecto Pigmalión, que aplicado a la educación, sería como
afectan las expectativas del profesor en el rendimiento académico de los
alumnos. Hay varios estudios, como el que realizó la profesora Jane Elliot
conocido como “Ojos azules vs ojos marrones” que demuestran como la actitud y
el comportamiento de una persona puede verse afectada por la forma en la que es
tratada o por la información que recibe de alguien que para ella es un
referente.
Recuerdo que en un curso de formación, nos hicieron una
actividad muy interesante. Los asistentes estábamos divididos por un pasillo,
el profesor nos repartió un papel a cada uno de nosotros. Las indicaciones eran
las siguientes: cuando yo de la orden tenéis 5 segundos para ordenar las letras
y formar una palabra, los que acabéis levantáis la mano. Los del lado derecho,
levantamos casi todos la mano, en cambio los del lado izquierdo, muy pocos.
Pasamos a la segunda palabra, y ocurrió parecido. Finalmente pasamos a la
tercera palabra y en el lado derecho todos levantamos la mano y en el izquierdo
la mitad. ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Cuando acabamos, el profesor nos contó
que la tercera palabra era para todos la misma, entonces ¿Por qué en el grupo
de la izquierda sólo la mitad había levantado la mano? Pues claramente, porque
se habían pensado que tras dos intentos fallidos, no valían para eso; no
estaban concentrados en la palabra sino en que ya habían asumido que no la iban
a saber, o incluso sus creencias limitantes, les recordaban a frases del tipo
“vaya tonto eres”, “si es que no piensas” “no sabes hacer nada bien” “qué
vergüenza no sé hacerlo y los del otro lado sí”etc.
Por tanto, nos
gustaría terminar esta entrada, haciendo referencia a los factores críticos que
un profesor ha de considerar para potenciar la autoestima de sus alumnos (Guillen,
2012) y con los que nosotras, estamos completamente de acuerdo y son los
siguientes:
-
Asumir que todos tenemos capacidades.
- Adaptar
las tareas a las posibilidades del alumno.
- Fomentar
la participación.
- Reconocer
el esfuerzo realizado (el éxito se debe al esfuerzo no a la capacidad).
- Enseñar
que el error forma parte del proceso de aprendizaje.
- Centrarse
en las fortalezas del alumno no en sus carencias.
- Adoptar
una perspectiva optimista y un estilo más positivo (ya sabemos que
nuestras creencias condicionan nuestros comportamientos).
La actividad docente no debe basarse
exclusivamente en un solo estilo de enseñanza, sino que la acción educativa
debe ser flexible y dinámica, atendiendo a la diversidad del alumnado y a los
estilos de aprendizaje, utilizando una serie de pautas de actuación docente que
contribuyan a mejorar el clima de aula. (Carbonero, M.A y otros, 2011).
Y recuerda, que somos el espejo en el que se miran y que
nuestras creencias sobre ellos pueden limitar o desarrollar sus comportamientos
y actitudes.
“Trata a un hombre tal y como es, y seguirá siendo lo que es;
trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser”
(Johann Wolfgang von Goethe)
Referencias:
- Albadalejo, M. (2008). La comunicación no verbal en el aula. Revista Padres y Maestros, (314). 9-13.
- Bueno, D. (2016). Cerebroflexia. El arte de construir el cerebro. Barcelona: Plataforma editorial.
- Carbonero, M.A, Martín-Antón, L. y Reoyo, N. (2011) El profesor estratégico como favorecedor del clima de aula. European Journal and Education of Phycologist, 4(2), 133-142.
- Guillen, J. (2012). Efecto Pigmalión: el profesor es el instrumento didáctico más potente. Recuperado el 10 de mayo del 2019, de https://escuelaconcerebro.wordpress.com
- Guillen, J. (2014).Neuronas espejo en el aula. Recuperado el 12 de mayo del 2019, de https://escuelaconcerebro.wordpress.com/
- Lagos, L. (2019). Neuronas que nos ayudan a entender al otro: con Giacomo Rizzolatti, descubridor de las neuronas espejo. Recuerado el 13 de mayo del 2019, de https://ciencia.ladiaria.com.uy
- Rizzolati, G., Fogassi, L., y otros. (2007). Neuronas espejo. Investigación y ciencia, (364), 14-21.
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